martes, 6 de octubre de 2015

DIA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE

Para introducir el tema deberíamos hacernos dos preguntas: ¿qué se entiende por trabajo decente? ¿Podemos afirmar que el trabajo en España tiene esas características?

A la primera contestaríamos que estamos hablando de un trabajo estable y con derechos.

No cabe duda de que la estabilidad del trabajo puede tener dificultades en algunos sectores: hostelería en periodo vacacional, trabajo en el campo según temporada, helados en verano o polvorones en invierno,…, pero para dar estabilidad ya se inventó el trabajo fijo-discontinuo.

Lo que se va olvidando es el concepto de causalidad en el empleo: será el tipo de trabajo a desarrollar el que determine las características de la contratación.

Lo que se produce es lo contrario: la utilización de las múltiples modalidades de trabajo temporal que permite la legislación española ha conllevado el abuso de esas modalidades de contratación de manera que más del 80% de los contratos que se realizan en España se hacen en base a alguna de ellas: lo que debería ser excepcional se ha convertido en norma.

¿Y qué tiene que ver el trabajo estable con el trabajo digno? Es absolutamente sencillo: únicamente con un mínimo de estabilidad en el trabajo puede permitirse el trabajador exigir los derechos que ese trabajo conlleva.

Derechos que, con la ley en la mano, refuerzan esa dignidad, y que abarcan desde un salario razonable por una jornada –teóricamente 40 horas semanales como máximo- en unas condiciones de seguridad exigibles por ley.

Sin embargo, si analizamos la realidad española veremos que los salarios que se pagan son inferiores a los que marcan el convenio, las jornadas se prolongan interminablemente y las medidas de prevención se obvian con la frase sempiterna: el trabajo hay que sacarlo sea como sea.

Tenemos la mejor legislación en prevención de la Unión Europea y somos el país con mayor accidentabilidad.

Indudablemente, siempre se puede denunciar.

Pero eso es complicado en un país en el que existe un abundante ejército de reserva, con millones de trabajadores en situación de desempleo dispuestos a realizar ese trabajo en condiciones ínfimas, y con una legislación que permite el despido libre.

¿Libre? Bueno, no del todo. El problema es que los empresarios dicen que les resulta caro. Y eso que en los últimos años se ha abaratado desde los 45 días a los 20 por año trabajado en la mayoría de los casos.

Quizás la mayoría desconozcamos que si un juez de lo social determina que el despido es improcedente, o sea que no procede, corresponde el empresario decidir si readmite al trabajador que ha osado denunciar o dejarlo en la calle con la indemnización que haya marcado el magistrado.

¿Y la Inspección de trabajo? Existir, existe. Pero llega a donde puede. Como dato podríamos apuntar que en países de nuestro entorno la proporción de inspectores es de 5 a 1, en perjuicio de nuestro país.

¿Y los sindicatos? Poco pueden hacer en un país en el que la afiliación no llega al 20% de la población activa, y en la que muchas de las posibles denuncias, especialmente las reclamaciones de cantidad, las tiene que firmar el trabajador afectado.

Recuperar la dignidad, conocer nuestros derechos, organizarnos en sindicatos de clase, aumentar la plantilla de inspectores de trabajo, endurecer las penas para los empresarios incumplidores de la ley, derogar la reforma laboral, son sólo alguno de los pasos que se deben dar en España para que, efectivamente, vayamos avanzando en la consecución de ese trabajo decente (digno) que se reclama el 7 de octubre y que, de hecho, está tan lejos de conseguirse. Desde Alternativa Republicana, como defensores de las libertades y los derechos laborales arrancados tras largos años de lucha de trabajadores y trabajadoras intentamos cada día poner nuestro grano de arena en la conquista de la dignidad en el empleo.


Miércoles 7 de octubre. Hay que impedirlo


¡Movilízate!

¡Viva la República!

Rafael Luna
Sec. General de Alternativa Republicana

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